– 300 g de calabaza (pelada y limpia).
– Medio vaso de aceite de girasol (o un poco menos).
– 4 huevos.
– 225 g de azúcar.
– 250 g de harina.
– 1 sobre de levadura (2 cucharaditas).
– 1 cucharadita de canela.
Partir la calabaza en trozos pequeños, ponerlos en un cazo, cubrirlos de agua y hervir durante 10 minutos, hasta que esté blanda. Retirar del fuego, quitar el agua y chafar la calabaza con un tenedor. Dejarla enfriar un poco.
Batir los huevos con el azúcar (la receta original llevaba 300 g, creo recordar, pero yo los prefiero menos dulces). Añadir la calabaza, el aceite y la canela, y mezclar suavemente. Por último, añadir la levadura con la harina, tamizadas, y mezclar con movimientos envolventes.
Verter la mezcla en un molde engrasado y enharinado (yo suelo poner pan rallado en lugar de harina), y meter el bizcocho en el horno precalentado a unos 160º (eso en mi horno; en uno normal sería más bien a 180º) unos 40-45 minutos, hasta que al pincharlo con un cuchillo, este salga limpio. Si se dora demasiado, cubrirlo a media cocción con papel de plata.
Por cierto, venden una mezcla de especias llamada "pumpkin pie spice" que quizá le venga bien también a este bizcocho. A lo mejor la encuentro aquí en Inglaterra ya preparada, pero en todo caso en Internet circulan varias versiones por si la queremos elaborar en casa. Hay que mezclar las siguientes cantidades:
– 3 cucharaditas de canela molida.
– 2 cucharaditas de gengibre molido.
– 2 cucharaditas de nuez moscada molida.
– 1,5 cucharaditas de pimienta de jamaica molida.
– 1,5 cucharaditas de clavos molidos.
En un bizcocho como este, se sustituiría la cucharadita de canela por una de "pumpkin pie spice".
40 minutos, 170 °C, calor arriba y abajo, la rejilla estaba tirando a alta.
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